martes, 6 de noviembre de 2007

En vuelo


Vamos hombre, te digo que mires a tu alrededor, pero lenta, muy lentamente, que no es la idea que todo el mundo se de cuenta y haga lo mismo.

La mujer del 5D ya abrió la notebook que mantuvo en el regazo desde que se sentó allí. Se puso los anteojos de leer y ahora, con cara de gran compostura y seriedad, hace bailar los dedos sobre el teclado. La otra mujer, la del 3A también abrió la computadora, pero en ella ahora bailan las imágenes de un DVD.

Gira suavemente hacia tu derecha. El gordo que rompió el asiento al sentarse no aguantó el tedio que le produjo el libro que leía y echó cabeza atrás, cerró los ojos y el libro reposa sobre el pecho en equilibrio inestable. Pese a la forma en que le ha quedado abierta la boca, no son suyos los ronquidos que escuchas. Son del asiento de atrás, pero no vayas a mirar que harían demasiado evidente el hecho.

El tipo del 4A hace rato se sacó los zapatos y parece estar bastante cómodo ¿Puedes adivinar de dónde viene? ¿Qué hace? Lee una revista de aviones y aeronáutica, pero no ofrece mucha más data para analizar. Usa pantalones livianos grises, blazer azul oscuro con botones dorados y una camisa de una liviana tela de jeans. Mírale el reloj. No es el de un piloto, creo más bien que es algo más informal. Estira los pies sin zapatos como forzando la circulación en las alturas. ¿Crees que te animarías a sacarte los zapatos y quedar en calcetines a estas alturas del día?

A tu derecha más adelante, está sentado un bicho raro. Pelo corto, pero no militar, estrictamente blanco casi en su totalidad, aunque en los bordes agarre una leve tonalidad gris, un aro demasiado visible en la oreja izquierda, camisa y pantalón de riguroso negro, no lleva reloj. La tez, un poco más oscura que la cabellera. Lee el diario en inglés y se ha dedicado primero a la sección espectáculos y cultura y luego se ha detenido en la sección de crónicas policiales. ¿No te da susto pensar que podría ser un criminal? Mucha pulserita, mucho adorno dorado… podría ser.

Aunque al principio te parezca raro, y casi divertido, por el pasillo vez avanzar hacia ti un trasero bien contorneado por una falda precisa. No es común ver algo así de no ser aca en las alturas. Tras el trasero bamboleante, aparece un carro de comidas que no apeteces. Luego ves un azafato que por su apariencia adivinas, está en su ultimo viaje del día. Arma y distribuye bandejas en forma eficiente y bastante automática.

Cuando el carro va pasando puedes sentir los olores de carne mezclado con otros de pescados. No sólo no apeteces la comida a 10,000 metros sino además te paran el carro a tu lado para que sus olores invadan y alimenten tu imaginación. Ahí están para impregnarte las narinas ya congestionadas por una mezcla de catarro y alergia a estos aires acondicionados demasiado reciclados.

¿No te llama ya la atención? ¿Te has acostumbrado? ¿Crees que es siempre igual, que son las mismas caras, las mismas poses, las mismas sonrisas, los mismos aromas?

Mira, hasta el gordo del 4D despertó y cena con gusto el fase food bien presentado que tú rechazas.

Ni bien han terminado de servir su sector, azafato y trasero bamboleante vuelven a pasar ahora en sentido contrario y parecen volver a la carga. No me queda claro desde acá si ahora aparecen ofreciendo repeticiones, más líquidos o ya recogen lo servido y lo comido y tomado, olvidado. ¿Alcanzas a ver?

Te puedo contar dos cosas de cuando me levante al baño. Parece que la carne traía nervio porque varios tapan la boca con una mano mientras con la otra escarban espacios interdentales. Lo otro es que no eres el único que no cena. Pero a diferencia de ti, los otros están trabajando. Leen memos impresos o teclean en la computadora. Sólo tú estás ahí mirando con tus auriculares que tocan música brit pop, o no miras y la vista la tienes extraviada, perdida en un horizonte inexistente o en un atardecer que sólo está en tu cabeza.

¿O será que estás soñando con los ojos abiertos? ¿Será tal vez que estás volviendo a casa y anticipas el momento y lo disfrutas desde ya? ¿O será que a estas alturas de tu vida estos viajes son un mal necesario y el disfrute inicial se ha perdido y te colocas en un estado de meditación que hace que el tiempo pase más rápido, alejado del presente que crees ver?

¿Vamos cuéntame en qué estás? ¿Será que la música te trae recuerdos de algo que ya pasó y te hace desear secretamente que vuelva a ocurrir?

Mira, mira, no te pierdas el costado derecho del avión, con música, sueño y todo, puedes disfrutar de los rectángulos sucesivos trasparentes que muestran un atardecer irrepetible y entrecortado, sobre los cielos del canal de la mancha en este otoño europeo. Mira como el celeste se convierte en rojo intenso y éste a su vez en negro casi puro. ¿Te pasa como a mí de sentir que nunca habías visto algo así? ¿Crees que nunca el rojo ha sido tan rojo como hoy?

El tiempo ha seguido pasando. Los dedos de la mujer siguen tecleando en el 5D, el atardecer se ha hecho aún más noche y suficiente tiempo ha pasado. Ya estás más cerca y vuelves a soñarte llegando. ¿Por qué será que se perdió la costumbre de ir a buscar a la gente que quieres al aeropuerto?

(Paréntesis, algo interesante debe pasar en la película que alguien ve en la computadora en la fila 3. El de pelo blanco no deja de mirar de reojo por encima del diario que ya lee con menos atención).

El gordo rompe asientos ha vuelto a dormir y ahora le escucho roncar. Suave. Pero seguro.

Más allá hay otro de camisa rayada y gemelos de plata que lee una revista de negocios. Se paran unos al baño, otros estiran las piernas, siento los oídos taparse y las conversaciones parecen ser distintas. La música se escucha distinta, los ojos quieren cerrarse.

Se enciende la luz de cinturones y el avión está por llegar.

2 comentarios:

laura dijo...

Muy buenas descripciones, tanto, que no me gustó viajar este rato mientras leía. No me gusta viajar en avión ni sentada en mi escritorio frente a mi compu. No lo voy a re leer, no me subo de nuevo ni loca.

BESO

laura

La.- dijo...

Excelente. Me encantó esa forma de contarle, como si el narrador le estuviera hablando a alguien.
Sigue volando Pavel.